El Museo del Barro o Centro de Artes Visuales, como también se conoce, es un centro cultural de Paraguay. Este curioso museo se especializa en representaciones de arcilla y barro, que son elaboradas por su población originaria. También cuenta con exposiciones de cerámica precolombina y obras en madera y otros materiales…. interesante, sigue con nosotros, te encantará!!
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Historia del Museo del Barro
El Museo del Barro, tiene una historia reciente, conocido en Paraguay bajo la denominación oficial de Centro de Artes Visuales Museo del Barro. Se fundó en 1979 bajo el dominio privado; este Museo se conoce también como el museo de la arcilla, ello debido a que gran parte de su colección corresponde a piezas elaboradas en arcilla y barro hechas por indígenas. La intención del Museo del Barro, es salvaguardar la memoria histórica del pueblo Paraguayo, así como reivindicar su idiosincrasia.
El Museo del Barro, abrió en 1980 en San Lorenzo, por proposición de Ysanne Gayet, Carlos Colombino y Osvaldo Salerno. Al momento de su apertura, solo contaba con unas 800 obras de cerámica de carácter popular. Más adelante, en 1983 fue ubica en la Asunción y se incrementó la colección, con inclusión de platería, tallas jesuíticas y franciscanas, tejidos y encajes. (Ver artículo: Museo Groeninge)
En 1987 se crea el plan y diseño del Centro de Artes Visuales (CAV) en Isla de Francia, que reunía una típico propiedad con tres visiones del arte de Paraguay:
- Urbano.
- Rural.
- Indígena.
El Museo del Barro se instaló de forma definitiva al predio del CAV en 1988, realizando su participación con aportes de la Autoridad Sueca para el Desarrollo global. En principio se creó para mostrar obras únicas de la cerámica contemporánea del país. Con el paso del tiempo, los artistas escultores fueron recreando una variedad de piezas de arte de las que solo quedaban vestigios inertes.
Luego del tornado que abrazó el local en 1993, se debió cerrar el sitio y parar sus actividades durante dos años y medio por restauraciones. Este hecho natural afectó en gran medida y de forma muy grave, por lo que se implementó una campaña de recuperación basada en aportes locales, internacionales, públicos y privados.
Reapertura
Luego de su renovación obligada, se logró ampliar sus espacios, hasta duplicar su proyección original y también reformular la organización de sus áreas. Anteriormente incomunicadas entre sí, las salas fueron interconectadas para que el visitante pueda ver las colecciones de los tres niveles en un recorrido continuo y sin contratiempos.
Fue así que en 1995, el Museo del Barro inauguró sus espacios, totalmente renovados; se incorporaron las instalaciones ordenadas a las exposiciones del acervo de un museo de arte originario con nuevos aires. Un año después se añadieron las áreas exclusivas para los pintores Ignacio Núñez Soler y Carlos Federico Reyes (Mita’i Churi) y el gabinete ‘Florian Paucke’, dedicado a muestras temporales de grabado, dibujo y fotografía.
Para el 2004 se adjuntó el gabinete del Cabichuí, solo para la colección de los xilograbados de los periódicos Cabichuí, El Centinela y Cacique Lambaré. Dentro del Museo del Barro, tanto el arte indígena como el popular, se estiman y colocan con igualdad con respecto al llamado arte erudito. Se pretende así confrontar las formas del arte del Paraguay con las de otros países iberoamericanos, particularmente los de la región del Mercosur. (Ver artículo: Museo de Historia Natural en New York).
Así se van creando colecciones especializadas en diversos contenidos, es uno de los espacios culturales más significativos, dedicado esencialmente a la cultura ancestral. El lugar llama mucho la atención, pues es un sitio donde apenas se cruza el umbral, invade el olor redondo del barro, el perfume anterior de la madera o el pequeño calor del hilo apenas separado de la mano febril.
En tal sentido en el Museo del Barro, se pueden encontrar además de piezas originales de bellas cerámicas precolombinas y trabajos en madera, encajes y materiales de arte contemporáneos. También una galería relacionada con su historia y evolución de sus pobladores, hasta la actualidad. Constituye en sí misma, la esencia de sus pueblos originarios como primero pobladores y artistas creadores de su propia cultura y modo de vivir.
En la actualidad el patrimonio artístico del Museo del Barro lo representan sus más de 4.000 piezas que corresponden a producciones mestizas ocurridas desde el siglo XVII en adelante. Estas obras comprenden tallas en madera, tejidos con diversos materiales, encajes, cerámica y orfebrería. También se incluye una colección de 300 piezas de cerámica precolombina procedentes de todo el continente americano.
El Museo del Barro, constituyó su colección sobre la base de obras adquiridas por Carlos Colombino a lo largo de más de 2 décadas. Sobre esta plataforma, el patrimonio artístico aumentó con obras donadas por Osvaldo Salerno y otros particulares e instituciones, al igual que piezas adquiridas luego con los fondos de la Fundación. Originariamente, la idea curatorial de esta colección se dirigía a reunir piezas producidas exclusivamente por artistas populares mestizos a partir del S. XIX
No obstante ello, posteriormente, ante diversas circunstancias, se decidió incorporar, además, obras que conforman los antecedentes de las tallas populares como: las producidas por el pueblo originario en las misiones jesuíticas y franciscanas, al igual que en los llamados tava, los “pueblos de indios”, sujetos al poder civil instaurado en América en los siglos XVII al XIX.
Dentro de las colecciones que integran su patrimonio, se distinguen las máscaras del Kamba Ra’anga, de los siglos XIX y XX, pertenecientes a las fiestas de San Baltazar y de la Natividad de la Virgen, en la localidad de Tobatí, y de San Pedro y San Pablo, en la localidad de Altos. También se destaca el gabinete de encajes compuesto de piezas de ñandutí, confeccionados con hilos de seda y algodón, desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
Entre las tallas de madera de carácter religiosas, merece la pena mencionar la imagen de San Andrés, con 0.80 m. de altura, realizada en una resistente y originaria madera del país. Esta escultura, confeccionada en la primera mitad del siglo XVIII, es una fiel representación de la obra de los maestros misioneros jesuitas. En la colección de imaginería religiosa, sobresale un oratorio doméstico de 2.50 m. X 1.45 m. X 0.50 m, proveniente de los talleres franciscanos de Caazapá del siglo XVIII.
A partir del año 2008, el Museo del Barro cuenta con la muestra de, talla, escultura y pintura Religiosa, la cual está a disposición de estudiosos y particulares en un catálogo razonado de libre acceso en digital. Así también se reproduce en papel tradicional, una importante parte de dicho catálogo, el cual se entrega de forma gratuita para bibliotecas, instituciones e investigadores que lo requieran. (Ver artículo: Museo de Memoria y Tolerancia).
Salas
El Museo del Barro o Centro de Artes Visuales se divide en cuatro salas bastante interesantes. Dentro de esos espacios se pueden encontrar diversas exhibiciones que constan de variados artilugios:
- El Museo del Barro, propiamente.
- El Museo de Arte Indígena.
- El Museo de Arte Contemporáneo.
- Salas para exposiciones temporales.
Cada sala o local contiene piezas de cerámica precolombina y trabajos en madera. Su bella colección incluye piezas de arcilla realizadas por indígenas y demás originarios, como solo los encajes y materiales de arte más contemporáneos. También cuenta con más de 20 salas de acceso público, además de las oficinas y los depósitos, que son de acceso restringido al público.
El Museo del Barro abre con un marco en donde se muestran, en principio, las diversas manifestaciones visuales del Paraguay e Iberoamérica, mostrando así el carácter de diversidad cultural y multiétnica del país. En el interior de la sede está repleto de vitrinas transparentes y bien iluminadas, donde se colocan los objetos junto a una bitácora informativa.
Exposiciones
El foco del Museo del Barro, se centra en el estilo de vivencia originaria y el arte precolombino. Una parte del espacio está reservado para las muestras permanentes. En otro sector del museo se hallan las exposiciones transitorias, que van mostrando artes plásticas, fotografía, pintura y esculturas. Lo más popular del museo es una colección de cerámica guaraní del tiempo precolonial.
Además de las obras de arte precolombino es interesante tener en dispone de distintas exhibiciones de tipo temporal de fotografía, dibujo y grabado, que son opciones de interés que se van ofertando a lo largo de todo el año. Por otro lado existen también colecciones de arte popular, indígena, suburbanas y eruditas, entre otras muchas.
Otro de los atractivos del Museo del Barro, la constituye la muestra de sus máscaras, que llenan los muros del museo, en señal del respeto que tiene el Paraguay por las costumbres populares. Las cuales todavía se usan en las fiestas, y fueron de uso normal en los ritos de las tribus guaraníes.
El Museo del Barro es un territorio liberado, donde habita la belleza de los otros, donde se pueden conjurar tiempos ajenos y capturar en su levedad insoportable un instante intenso y fugaz, hermoso y real como un relámpago. En esta idea han crecido variados programas y campañas en pro de los derechos étnicos y populares. (Ver artículo: Museo de América).
También hay un establecimiento abierto en el mismo horario del museo, que ofrece piezas originales de cerámica popular, imaginería tallada en madera, tejidos de algodón y lana, cestería y arte con plumas de origen indígena. Cuenta, además, con una librería especializada en textos de arte y cultura del Paraguay. Dispone de nuevas piezas de artistas campesinos de Itá, Tobati, Carapeguá, Itauguá, Capiatá, Yataity; y de artistas indígenas de las etnias Ishir, Aché y Nivaclé.